Como simplificar la complejidad. Por Dr. Alfredo Miranda

El mundo que estamos enfrentando en todos los aspectos de la vida humana se ha tornado tremendamente complejo, pero sin duda, el mundo de la empresa ha resentido la mayor turbulencia.

Vivimos un cambio de época profundo, radical y sistemático como no lo habíamos experimentado desde el inicio de la época contemporánea. No sólo vivimos los períodos de mayor cambio e incertidumbre, sino también de ambigüedad. El diccionario de la Real Academia explica que “lo ambiguo es algo que puede entenderse de varios modos y por consiguiente da motivo a dudas y confusión”.

Este siglo arrancó con mayores y acelerados cambios, una tendencia que inició a finales del siglo pasado. Por mencionar algunos significativos, hoy reconocemos el 2007 [1] como el año de la gran aceleración incluyendo la tecnológica, el 2008 como la gran crisis económica denotada por el colapso de la burbuja hipotecaria detonada por temas éticos en el manejo de los paquetes de esas deudas[2], en 2015 las Naciones Unidas lanzaron los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) donde destaca la urgencia de detener el cambio climático en la COP21 en París y a finales de 2019 la aparición de la pandemia del Sars-Cov2.

Sin duda otros fenómenos han acompañado esta nueva época de la humanidad: el regreso del populismo, un nacionalismo y regionalismo exacerbados, un racismo agudizado. Otros como la globalización cuestionada, el desencanto social con los gobiernos, el deterioro de las clases medias, así como las emigraciones de diversos países por motivos económicos, políticos, de seguridad, religiosos y demográficos.

 

En los últimos dos años se agudizó esta complejidad. Aquí algunas causas y ejemplos:

 

  1. La pandemia y sus efectos: confinamientos, vacunas, variantes, COVID largo
  2. Nueva ola digital: inteligencia artificial, metaverso, internet de las cosas
  3. Toxicidad política: polarización y división intencionada, cinismo, intolerancia
  4. Injusticia social: distribución inequitativa del ingreso, racismo, refugiados
  5. Enfermedades psicológicas: estrés, ansiedad, depresión, soledad, malestar
  6. Economía: inflación, falta de crecimiento, redefinición del empleo

 

Es cierto que los empresarios y dirigentes de las empresas y organizaciones están acostumbrados a lidiar con la complejidad dentro y fuera de la empresa de muchas maneras, pero nunca habíamos enfrentado el crecimiento exponencial de la complejidad y las importantes exigencias sin paralelo que provoca. De ahí la urgente necesidad de simplificar. Es crítico para sobrevivir.

Dave Ulrich, destacado investigador y profesor de la U. de Michigan propone, como producto de una investigación con más de 28,00 encuestados[3], una competencia directiva que separa las señales clave del volumen y ruido informativo. Esta competencia se denomina simplifica la complejidad, que se refiere a la habilidad de navegar en medio de un mar de información y datos y enfocarse en lo realmente importante.

Dos elementos destacan de manera clara en esta competencia: El pensamiento crítico y tomar ventaja de la incertidumbre.

El pensamiento crítico permite separar lo importante y fundamental de lo llamativo y temporal. Esta competencia se distingue por varias conductas tales como:

  • Tamizar volúmenes de información para identificar los problemas más críticos frente a los menos importantes
  • Identificar los aspectos que se volverán críticos antes de que eso suceda
  • Evitar modas o tendencias falsas
  • Pensar de manera independiente en lugar de seguir listas de verificación o las llamadas mejores prácticas

Una persona que domina el pensamiento crítico puede aprovechar la incertidumbre para inducir cambios positivos en su organización, tales como mantener la calma en la crisis, detectar el momento oportuno para actuar o no en un sentido u otro, y proponer soluciones prácticas y estrategias muy útiles y rentables en esos períodos inciertos.

El Prof. Dave Ulrich, en una reciente publicación, propone un modelo o marco de referencia para desarrollar esta competencia que permita que las aspiraciones o preguntas muy generales puedan convertirse en acciones específicas. En la realidad, con mucha frecuencia, una aspiración o pregunta conduce a respuestas rápidas que reflejan más una opinión que un pensamiento crítico.

Estas respuestas, dice Ulrich, deben pasar por los filtros de pensar críticamente, combinando la teoría (el por qué), la investigación (el qué) y las soluciones (el cómo).

Efectivamente, la teoría explica el porqué y el dónde puede funcionar la respuesta y entonces replicarla en una situación concreta. La investigación valida qué se puede y qué se debe hacer para que la respuesta o solución tenga el mayor y mejor impacto.

“Las soluciones sin teoría y sin investigación son opiniones, sostiene Ulrich, que pueden ser interesantes, pero no son sostenibles, replicables y confiables.” Así, una manera más rigurosa para llegar de una cuestión o asunto que se quiere resolver a una acción concreta favorable tiene que pasar por estos pasos:

  1. Analizar el contexto con toda su complejidad y demandas específicas
  2. Revisar la información disponible en todas partes
  3. Aprovechar el pensamiento divergente
  4. Hacer análisis y explorar diferentes opciones

 

Estos elementos pueden ayudar en el proceso del pensamiento crítico

  1. Relájate. En estas situaciones nos sentimos abrumados. Es necesario permanecer calmados, hacer pausas, clarificando las prioridades y qué es lo que se quiere lograr regulando el cuerpo, los pensamientos y las emociones, entendiendo las limitaciones entre lo ideal y lo que se puede lograr.
  2. Organízate. En los eventos aislados, se pueden encontrar patrones o aspectos comunes, lo cual facilita su manejo con base en experiencias anteriores o buscando opciones creativas con la ayuda de otros que piensen distinto o de manera poco convencional
  3. Adáptate. Requiere dar pequeños pasos priorizando por dónde empezar y haciendo una secuencia lógica: qué hago primero, qué después, y qué tendrá mayor impacto para la cuestión que quiero resolver. Importante el permanecer comprometido con el proceso, observando obstáculos y detectando oportunidades. Hay que reconocer que los avances y el progreso no son perfectos.
  4. Dedicad tiempo para pensar, es indispensable para renovarse y reinventarse. También para evaluar lo que funciona o no, discernir cuándo avanzar y cuándo detenerse y para cuidarse uno mismo y a los otros en situaciones complejas.

 

Pensar críticamente y actuar de manera simplificada en un mundo complejo no es fácil.  Requiere adquirir confianza al usar los pasos propuestos y desarrollar la habilidad de imaginarse o repensarse, mayor transparencia para conectarse y comprometerse con otros y humildad para reconocer las limitaciones.

 

Sin duda estos pasos nos ayudarán a detectar los asuntos clave en esta ruidosa y compleja realidad en la que vivimos.

 

[1] Antropoceno. Desde mediados del siglo XX, todos los indicadores sobre consumo de recursos, utilización de energía, crecimiento demográfico o deterioro de la biosfera comenzaron a dispararse. Las curvas de numerosos parámetros cambiaron de una forma lineal a un crecimiento exponencial.

[2] La crisis de hipotecas subprime.

[3] Competence and Capability Study (HRC2S)