Litio, el nuevo petroleo? Por Thomas Karig
Se espera que para 2040, la mitad de los autos que se venden en el mundo serán 100% eléctricos. Estamos hablando de entre 40 y 50 millones de vehículos. Que este pronóstico se haga realidad depende (aparte de la demanda), sobre todo de la disponibilidad de las materias primas para fabricar las baterías. Si suponemos que la tecnología que actualmente conocemos, la de las baterías de iones de litio, sigue vigente para entonces, se requieren 8 kg de litio, 35 kg de níquel, 20 kg de manganeso y 14 kg de cobalto para fabricar la batería de un auto eléctrico promedio. Todos estos son metales que tienen, hasta ahora, un uso especializado y limitado por ejemplo para aleaciones especializadas de acero y vidrio, y no habían llamado la atención de los mercados de materias primas.
Con el surgimiento del auto eléctrico, esto cambia drásticamente. Porque, sobre todo en el caso del litio y del cobalto, el incrementar rápidamente la extracción se enfrenta a una serie de dificultades. Para el litio, la demanda se incrementará de 100 mil toneladas de litio en 2021 a unas 300 mil toneladas en 2030, y unas 500 mil en 2040.
El litio no es en sí un elemento escaso, las reservas mundiales conocidas se estiman en 21 millones de toneladas. La mitad de ellas están en el altiplano andino, en su mayoría en Chile. Otra cuarte parte se ubica en Australia. Australia actualmente es el mayor productor, seguido de Chile.
Como en toda la minería, hasta poder explotar las reservas hay que enfrentar una serie de retos técnicos y, cada vez más importante, evitar impactos ambientales y sociales. La explotación de los salares andinos requiere de muchísima agua, que obviamente no está fácilmente disponible en esas regiones. Varios proyectos para la explotación de litio están detenidos por oposición de la población afectada, por ejemplo en Bolivia, en Serbia e incluso en Nevada, Estados Unidos.
La evidente brecha entre la demanda esperada y la posibilidad de satisfacerla ha hecho que los precios del litio se hayan multiplicado, de 6 dólares por kilo en 2012 hasta un pico de más de 70 dólares recientemente. Es de esperar que, conforme se incremente la extracción, el precio vuelva a bajar. También la variación en la demanda de vehículos eléctricos, nuevas tecnologías de baterías que puedan surgir, y nuevos métodos de obtención de litio de aguas geotérmicas, hacen incierto el futuro de la industria del litio.
Mientras, la industria automotriz construye nuevas fábricas de baterías, esperando quintuplicar la producción de autos eléctricos hasta 2040. La disponibilidad de litio es solo uno de los factores de riesgo. Actualmente vivimos el impacto de la falta de chips y la fragilidad de las cadenas de suministro, que también requieren de acciones de prevención y mitigación.
En todo caso, lo que ya podemos afirmar es que el litio nunca va a ocupar el papel que hoy juega el petróleo. Las ventas anuales de la industria del litio son menos de 10 mil millones de dólares, cuando el mercado petrolero mundial mueve 3 millones de millones. Al fin y al cabo, se necesitan una sola vez 8 kilos para un auto, y no llenarle el tanque cada semana con 50 litros…